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En estos momentos, en los que se está gestando la nueva Ronda petrolera en Colombia, parece adecuado tratar el tema del avance petrolero sobre territorios indígenas. Periódicamente se organizan estos procesos licitatorios en los que se cuartea la superficie nacional para posteriormente contratar los nuevos bloques dónde se dará  la exploración y explotación de hidrocarburos. Se trata del público y publicitado avance de la prospección y explotación petrolera que organiza la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) bajo el formato de  ronda petrolera. Y  aquí,  por supuesto, le dedicaremos su tiempo y su espacio a ese Open Round 2012 que se avecina, tal y como hicimos con el OR 2010.

Pero no lo vamos a hacer todavía… Ahora queremos llamar la atención sobre el ‘otro’ avance petrolero, ese que no dispone de eventos en Bogotá ni road shows ni brochures informativos ni líneas en los medios de comunicación, pero que sin embargo no se detiene, o mejor dicho, que sólo se detiene o bien cuando se descarta la presencia comercial de petróleo o bien cuando se extrae hasta la última gota del mismo. En esta categoría de avance exploratorio ‘silencioso’ podemos englobar una gran parte de la actividad petrolera en Territorios Indígenas. De hecho, a excepción del Yasuní en Ecuador (por el momento…), ningún lugar del planeta en el que sepa que hay hidrocarburos en el subsuelo ha aguantado el embate de esta voraz industria extractiva. La conclusión es terrible, ya que parece claro que a no ser que se Yasunice nuestro mundo – cosa que ahora parece poco probable– todo aquel y toda aquella que habite en una cuenca sedimentaria es susceptible de verse afectado por la industria petrolera, dependiendo solamente de si bajo sus pies se encuentra o no el hidrocarburo en cantidades comerciales.

Por eso es mucho más fácil conocer qué Territorios indígenas no van a ser afectados por la extracción petrolera que los que sí lo pueden ser. A partir de un simple mapa podemos hacernos una idea global de las áreas indígenas que no serán afectadas.

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Observen el mapa: Los territorios indígenas están pintados en un color rojo toscana. Encima hemos colocado las áreas no prospectivas (ya se sabe previamente que NO hay petroleo por motivos geológicos) y los Parques Nacionales Naturales (por el momento vedados a la industria petrolera) en un verde semitransparente. El resultado es sencillo de interpretar: todos aquellos territorios cuyo color ha cambiado de rojo a un verde más oscuro (tipo verde oliva) no se verán afectados por la exploración y extracción de hidrocarburos, en cambio, los que continúan conservando el color rojo son potenciales afectados. Así, si no cambia la legislación sobre PNN y no les meten un oleoducto por medio, podemos descartar previamente algunos territorios porque no se verán afectados por el megaproyecto petrolero. El resto ya están afectados o son potenciales víctimas de la avanzada petrolera, es lo que llamamos la Colombia petrolera.

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Vamos a dedicarle una serie de entradas a las áreas que ya están seriamente afectadas o a aquellas donde la exploración de hidrocarburos va acercándose, pareciera que inexorablemente…

La primera de ellas la dedicaremos a la actividad petrolera en el Territorio de los Nukak Makú.

Fidel

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