Actualizado 23/08/2024 | Texto en proceso de elaboración
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Cualquier aproximación o acercamiento a temáticas relacionadas con los derechos humanos de cuarta generación te conducirá en un momento o en otro a las dinámicas o problemáticas asociadas a la accesibilidad a Internet. Unas dinámicas de accesibilidad estrechamente relacionadas con las políticas reguladoras (o su falta de ellas), con la geopolítica y la ciberdefensa o con la infraestructura necesaria para hacer posible conectividad y accesibilidad. En el texto que sigue vamos a centrarnos en la infraestructura física de Internet y dejar planteados, apenas esbozados, esos otros temas relacionados, derivados o poderosamente determinados por la geografía de esta infraestuctura.
La infraestructura de Internet
Internet es también una red física de 1,4 M de kilómetros de cables submarinos que conectan con cables terrestres y millones de máquinas, aparatos, dispositivos y procesos. El flujo de datos e información de esta red circula mayoritariamente a través de cables (entre un 95 y un 99% según la fuente consultada). La conexión satelital a Internet está actualmente reservada a zonas remotas y alejadas de la infraestructura del cable. No obstante, no pueden desconocerse las dinámicas (tal vez disruptivas, ya se verá…) generadas recientemente por la creciente red satelital de órbita baja, con la incipiente irrupción de Starlink.
Tres ejemplos de entre los numerosos visualizadores de la constelación de satélites de Starlink ⇒ https://www.starlinkmap.org/ | https://satellitemap.space/ | https://starlink.sx/
Con independencia de como evolucione el Internet servido desde satélites de órbita baja en el futuro próximo, actualmente la comunicación inalámbrica solo llega hasta el modem o la antena celular más próxima y la nube es algo tan poco etéreo como otro grupo de computadores y cableado. Detrás de toda la virtualidad de Internet hay algo así como esto…
Para hacerse una idea de lo que hay detrás de una Nube como la de Google (Google Cloud) puede verse alguno de sus videos (como este ⇒Google Data Center 360° Tour … no te pierdas cuando explican que «la Nube hace nubes» reales, debido a la condensación del vapor de las salas de enfriamiento. Sí, todo un poema geeky…).
Finalmente la potencialidad del mundo digital depende o limita con la capacidad de proveerle energía al sistema y contar con la suficiente cantidad de los materiales necesarios para poder fabricar los cables, máquinas y aparatos de los que se compone. Los límites sistémicos del mundo físico ponen los límites al mundo digital y la escasez suele venir acompañada de múltiples violencias…
Pero, por el momento, pongamos el foco en la infraestructura física que, hoy, hace posible nuestro mundo digital.
Una red de cables submarinos
Si bien hay necesidades concretas y específicas que requieren de otros sistemas de transporte de la información (satelital o las antenas de microondas del HFT o high-frequency trading, por ejemplo) y el 5G ha reducido las necesidades de infraestructura de proximidad al usuario, la mayoría de la información que circula a nivel planetario lo hace actualmente por el cableado submarino y terrestre. Vivimos tiempos de fibra óptica. Una buena inmersión en el mundo de los cables submarinos puede encontarse en el artículo publicado en The Verge por Josh Dzieza: The Cloud under de sea.
Esa red de cables tiene su cartografía. Por un lado, una cartografía de precisión guardada, por obvias razones de seguridad, por las empresas propietarias, operadoras o instaladoras/reparadoras de los cables y, en muchos lugares, por los Estados que han clasificado esa información como estratégica o de interés nacional. Pero, por otro lado, existen numerosos cartografiados esquematizados (y aproximados) que utilizan las distintas empresas que hacen parte del sector para proyectar gráficamente su red de cables o, como en el caso de Telegeography, poder brindar análisis de ese sector. Esta empresa publica anualmente un mapa de cables submarinos y mantiene en línea su mapa de cables submarinos que, de hecho, es desde hace años EL MAPA de los cables submarinos, aunque hay obviamente otras iniciativas que permiten la visualización de los cables y otras informaciones asociadas como Infrapedia, FiberAtlantic, Subtel Forum, OceanIQ o el propio mapa de la ITU que incluye también cableados terrestres.
En Geoactivismo no se inicia ahora el mapeo de este mundo de cables: tras realizar una primera serie de cinco mapas estáticos en 2017, se actualizaron y ampliaron a 8 en 2020. También en 2020 se publicó un breve texto utilizado como esqueleto de este que actualmente estás leyendo. En 2023 apenas se actualizaron dos de los mapas y ahora en junio de 2024 se han actualizado los viejos mapas y se están elaborado otros nuevos.
El primero de ellos, que además ocupa la cabecera de este texto, es un mapa general cuya función es la de servir de base para la elaboración del resto de mapas y, de paso, servir como imagen genérica de presentación de la serie (hacer clic sobre la imagen para ver más grande).
¿Qué se ha actualizado en el mapa?
Los datos cartografiados, en este caso los cables, utilizan la misma fuente de siempre: Telegeography. Es importante resaltar que los datos ya no son de libre acceso (desde el 15/11/2022 no comparten libremente su geoadata, si bien la venden para usos comerciales). Eso sí, Telegeography mantiene actualizado su mapa de Cables Submarinos con licencia CC BY-SA 4.0. Para usos no comerciales y sin ningún ánimo de lucro económico como este toca arreglarse con eso. El resto de las fuentes mencionadas mantiene políticas similares o más restrictivas aún, pero aportan otros datos complementarios bien interesantes (barcos de cableado, data centers, cables terrestres, … ¡los almanaques trimestrales de Submarine Telecoms Forum son imperdibles!).
Al margen de actualizar los datos, al mapa se le mantiene la proyección cartográfica Equal Earth y la tipografía tipo Matrix para los títulos (Miltown II). Sí, claramente se mantiene el frikismo cartográfico y conceptual de la versión anterior, ahora aumentado si cabe con el uso de la simbología firefly elaborada por John Nelson.
A nivel de contenido del mapa, puede destacarse que lo que conocemos como América se conecta por 169 cables submarinos con el resto del planeta (periodo 2024-2027, siendo 131 en 2020 y 68 en 2017), siendo unos 617 los que circundan mares y océanos planetarios. Las variaciones reflejan los cambios en la operatividad de los cables, en ese proceso continuado de puesta en funcionamiento de nuevos cables y de retirada de aquellos obsoletos o dañados.
Pero ¡atención!, solo 6 de estos cables ubmarinos -próximamente 8 con la entrada en operación de los cables Humboldt y Leif Erikson en 2026- no tienen lugares de aterrizaje en Estados Unidos, conectando directamente desde América del Sur (Brasil, Guyane y Argentina) o del Norte (Canadá) con Europa y/o África. El mapa que figura a continuación ilustra la conectividad extra-estadounidense.
Sin ninguna duda Internet circula por el continente americano pasando por Estados Unidos. Toda la comunicación hacia el Pacífico pasa por Estados Unidos con la sola excepción del cable Topaz, que une directamente Canadá y Japón desde 2023, y el futuro cable Humboldt, que unirá Chile con la Polinesia francesa y/o con Australia en 2026. La conexión por el Atlántico sin aterrizaje en Estados Unidos ha crecido de un primer cable en 2018 hasta los 5 actuales, pero el escenario geopolítico no ha variado mucho en estos 6 años. De hecho, no ha variado mucho desde finales del Siglo XIX…
A este Croquis de las comunicaciones telegráficas entre Europa y América (Depósito de la Guerra, Madrid, 1910) se le fecha en 1898(?) [con interrogante] en la biblioteca virtual de Defensa y en 1910 en el catálogo de la Cartoteca (IGN, Madrid).
Ya sea el mapa de 1898, en plena guerra entre la Corona española y Estados Unidos, o de 1910, una década después de perdida esa guerra, destaca su visión geoestratégica (como contendiente o como contendiente derrotado). Esa óptica se apercibe claramente en su leyenda: «cables que no amarran en los Estados Unidos, cables franceses que pasan por Nueva York y cables que enlazan con líneas terrestres americanas». Aunque lo más claramente apercibible es que esta visión se tradujo directamente en el teatro de operaciones militares (ver por ejemplo: The cutting of the cables connecting Cuba), una estrategia que ya no se ha abandonado en la confrontación bélica post 1898. Por ejemplo, Arthur C. Clarke, en su libro dedicado a la historia de la revolución tecnológica de las comunicaciones How the world was one. Beyond the global village (traducido como El mundo es uno. El fin de las fronteras: del telégrafo al satélite), hace un repaso del cortado de cables como estrategia bélica utilizada en ambas guerras mundiales (ver cap. 12). Obviamente la estrategia militar ha continuado y evolucionado, siendo hoy uno de los elementos que no pueden faltar en lo que se conoce como guerra híbrida.
Ahora bien, si observamos los dos mapas precedentes puede observarse algo interesante respecto a la geografía de los cables y las telecomunicaciones: ciento veintiséis años después (o 114, según la fecha de origen del mapa considerada) se mantiene una configuración bastante parecida a la actual, casi el mismo número de cables con una disposición geográfica similar. De cinco cables telegráficos que no amarraban en Estados Unidos (1 Brasil-África-Europa, 2 Brasil-Europa, 1 St. Pierre-Europa y 1 Jamaica-Bermudas-Canadá-Europa) se ha pasado a 6 cables de fibra óptica que no aterrizan en Estados Unidos (2 Brasil-África, 1 Guyane-Brasil-África-Europa, 2 Canadá-Europa y 1 Canadá-Japón… y 2 más que se desplegarán en 2026 entre Canadá-Europa y entre Chile-Polinesia y/o Australia).
La diferencia tecnológica entre ambos ambos momentos es enorme, en cambio, el trasfondo geoestratégico sigue siendo (razonablemente) similar.
La isla de Cuba es sin duda uno de esos lugares donde cristalizan y se hacen bien evidentes los entresijos y consecuencias de la geopolítica de los cables y del acceso a Internet.
… sigue…
Fidel