Actualizado 04/10/2024 | Texto Publicado el 23 de octubre de 2014
¡Mercator rules! (o Gerardus el geek)
El mapa es un artefacto político #3 | Fidel Mingorance
Para liberarnos un poco de la fuerza que le otorgamos a los convencionalismos cartográficos y darle un mayor peso a nuestras percepciones, nada mejor que pasar un rato visualizando el globo terrestre con Google Earth (de Google… aunque si prefieres software libre puedes asomarte a Marble). Con esta aplicación geoespacial podremos jugar con el globo terráqueo girándolo en cualquier sentido. Así podremos contemplar La Tierra desde cualquier dirección posible gracias a que el punto de observación es vertical y extraterrestre. En este girar y girar el planeta virtual podremos darnos cuenta enseguida de que no hay un “arriba” y un “abajo” o un “derecha” o “izquierda” predeterminado. De hecho, no hay ninguna orientación correcta o incorrecta ya que todo dependerá de nuestra ubicación como observadores.
El impacto de Google (tanto Earth como Maps) sobre nuestra forma de ver el mundo ha sido espectacular. Y sin duda será algo especialmente significativo o marcante para las nuevas generaciones de nativos digitales (a no ser que seas terraplanista, pero entonces sin duda tendrás otros problemas en los que pensar…).
Estas nuevas generaciones ya no han crecido con un mapa en proyección de Mercator colgado en la pared de su aula (claro, ni en proyección de Peters tampoco), sino que disponen de la suficiente cantidad de imágenes del planeta, ya sean fotografías, filmaciones o aplicaciones informáticas, como para tener una idea clara de la fisonomía de la superficie terrestre.
Pero aunque esta fisonomía se haya ido incorporando a nuestro imaginario (por lo menos al de la parte «conectada» de la humanidad), seguimos teniendo el mismo e histórico problema cuando queremos proyectar la imagen en dos dimensiones, o sea en un mapa.
Es claro, por lo menos matemáticamente hablando, desde Euler (o desde Gauss si prefieren) que es imposible hacerlo sin distorsiones o rupturas de la superficie. Es el precio a pagar por pasar de la superficie esférica (o geoidal) del planeta a la superficie plana de cualquier mapa.
Actualmente contamos con poderosas herramientas informáticas y con numerosos sistemas de representación gráfica que nos permiten proyectar la superficie terrestre sobre un plano de dos dimensiones… todas estas proyecciones son matemáticamente correctas, pero de los mapas resultantes ninguno es EL único, EL bueno, EL correcto.
Si comparamos cualquier imagen fotográfica del globo terrestre (o sea, tomada desde fuera de nuestro planeta, imágenes que existen desde la segunda década del siglo pasado) con un mapa realizado en proyección de Mercator nos daremos cuenta rápidamente de la deformidad del mismo, ya que la superficie emergida de La Tierra claramente no la vemos así. Y si hacemos la misma comparación con un mapa en proyección de Peters obtendremos un resultado exactamente equivalente, solo habremos cambiado una deformación por otra. En realidad, no podemos afirmar que ninguno de los dos mapas sea incorrecto pero ambos son lo bastante deformes como para parecernos distorsionados.
Por todo esto, tal vez las nuevas generaciones, nativas digitales o no, tendrán algunas dificultades en entender de qué trata realmente la Controversia de Peters–Mercator y cuál es el empeño en emplear una proyección o la otra, ya que la imagen que se tiene actualmente del mundo no coincide con la que proyectaron ni Arno Peters ni Gerardus Mercator.
Aunque, todo hay que decirlo, seguramente reconocerán más fácilmente esta última. Simplemente porque prácticamente cualquier persona, entre los varios miles de millones de las que actualmente tienen acceso a internet (ya sea a partir de un ordenador o de cualquier dispositivo móvil tipo Smartphone), conoce o habrá utilizado alguna vez un servicio de mapas y geolocalización (ahí entran desde Google Maps, Bing Maps de Microsoft, Waze…) que utiliza una proyección de Mercator modificada (Web Mercator).
Vaya, finalmente, ¡Mercator rules!
Así, se da la paradoja de que grandes defensores de los mapas en proyección de Peters como Oxfam -y grandes críticos del uso de la proyección de Mercator- se ven irremediablemente condenados a utilizar su criticada o detestada proyección cuando hacen un mapeo web o utilizan un servicio de mapas online.
Claro que alguien podría decirle a Oxfam que podrían cambiar su mapa on line por este otro…
¿Y por qué Google maps u OpenStreetMap o cualquier otro mapa web en el que sea importante la navegación utilizan la proyección de Mercator? Simplificando podríamos decir que por eso precisamente, por la necesidad requerida para la navegación. Navegación en las teselas digitales del mapa y no en el océano, pero navegación.
Quienes estén interesados o interesadas en entrar en complejidades tecnológicas pueden acudir directamente a las secciones de ayuda de sus respectivos sitios web. Para el resto, aquí dejamos unas pinceladas:
♠ En el foro de ayuda de Google Maps→ Why does Google maps use the inaccurate, ancient and distorted Mercator Projection? [actualmente offline] Un usuario interroga a Google sobre «why does the most sophisticated information technology company in the world use the most distorted and archaic world map known to humankind?«. La respuesta de Google: «Maps uses Mercator because it preserves angles. The first launch of Maps actually did not use Mercator, and streets in high latitude places like Stockholm did not meet at right angles on the map the way they do in reality. While this distorts a ‘zoomed-out view’ of the map, it allows close-ups (street level) to appear more like reality. The majority of our users are looking down at the street level for businesses, directions, etc… so we’re sticking with this projection for now. In the meantime, you might want to look at our favorite 3D view of the world». [Google mismo se ocupa de traducírtelo: Maps utiliza Mercator porque conserva los ángulos. En realidad, el primer lanzamiento de Maps no utilizó Mercator, y las calles en lugares de latitudes altas como Estocolmo no se encontraban en ángulo recto en el mapa como lo hacen en la realidad. Si bien esto distorsiona una «vista reducida» del mapa, permite que los primeros planos (a nivel de la calle) se parezcan más a la realidad. La mayoría de nuestros usuarios miran hacia el nivel de la calle para buscar negocios, direcciones, etc., por lo que nos atenemos a esta proyección por ahora. Mientras tanto, quizás quieras ver nuestra vista 3D favorita del mundo.] O sea que si quieres ver el mundo en su totalidad sin la distorsión de Mercator te vas a Google Earth, porque para el resto manda la conservación de los ángulos.
♣ En el foro de discusión de OSM Spain→ Mercator-Peters [actualmente offline]. Alguien se interroga sobre el tema: «Me ha sorprendido ver que OpenStreetMap utiliza el diseño renacentista de Mercator, en el que el hemisferio sur está anormalmente infradimensionado y el Ecuador aparece en el tercio inferior del mapa en lugar de en el centro, como corresponde. Personalmente hubiera preferido el mapa de Arno Peters, que respeta las dimensiones reales de cada país y sitúa el Ecuador en su sitio. Un mapa es la representación de algo imposible: la transfomación de una esfera en planisferio. ¿No hubiera sido más lógico reducir al mínimo unas distorsiones que venimos arrastrando desde hace más de cuatro siglos?» Tras las obligadas chanzas de rigor de varios foristas, Jorge Sanz (OSGEO, gvSIG, CARTO,…) se pone serio y responde que «Bueno en serio, mientras pintemos tiles renderizadas tendremos que apañarnos con UNA proyección, y en su día se eligió la de Mercator. He visto ya algún experimento de ir cambiando la proyección en función del nivel de zoom y el área visualizada. Esto si lo juntas con pintar en vectorial todos los elementos, pues ya tienes un sistema que podría descartar Mercator y empezar a usar otras proyecciones más bonitas como la dymaxion o la waterman (a mí me gusta la Robinson) y poniendo arriba el rumbo en el que te sientas más realizado.» Interesante, esperemos la evolución…
Una evolución que (por fin) llegó en agosto de 2018. Desde esa fecha cuando accedes a Google maps a escala mundial (zoom mínimo) ya no te aparece el clásico mapa rectangular en proyección Mercator…
Actualmente accedes al mapa de Google en modo globo 3D y vas «cambiando la proyección en función del nivel de zoom y el área visualizada» (como decía J. Sanz en el foro OSM), librándote de la deformada imagen global de Mercator, pero utilizando una proyección útil para la navegación conforme aumentas el zoom.
En fin, se utiliza Mercator porque su proyección es óptima para la navegación y en cuestión de teselas, cachés, zooms, ángulos y demás también parece ser lo óptimo. ¡Si es que Mercator estaba hecho todo un geekie! Aunque seguramente ni en sus sueños más locos y salvajes, Gerardus Mercator, habría podido imaginar una magia como la que actualmente nos brinda la navegación satelital (GNNS), las aplicaciones geoespaciales, internet o los smartphones. Y menos aún que poseyendo tan poderosas herramientas siguiera imperando sin competencia su proyección.
Es probable que no debamos seguir dedicando más tiempo a este tema pero también es más que probable que en un corto periodo de tiempo estaremos repitiendo una nueva controversia, esta vez con Google. De hecho, ya se le está acusando, entre otras muchas cosas, de «homogeneizar los mapas imponiendo una sola mirada geoespacial sobre el mundo, lo que se asimilaría a una táctica propiamente cyber-imperialista» (Brotton, 2013-Traducción propia).
La pelea contra el paradigma Google maps promete ser dura.
Referencias:
BROTTON, Jerry. Une histoire du monde en 12 cartes. Flammarion, 2013.
HARLEY, J.B. La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía. México: Fondo de cultura económica, 2005.
NASA. Apollo Imaginery. NASA AS17-148-22727
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