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LA CONEXIÓN

A veces basta con leer unas líneas para que en un mágico instante todo cuadre: un recuerdo, unas vivencias y aprendizajes, los afectos… y hasta puede que, en ese instante, se tome consciencia de algunos de los hilos ocultos que conducen nuestra propia actividad.

historias de andaresLa semana pasada  tuve la ocasión de pasar unos días en la mediterránea ciudad donde nací, y claro, aproveché la ocasión para acercarme a una de esas fantásticas librerías dónde se encuentran libros interesantes (sí, todavía existen!). Uno de esos libros lo firma Carlos Martín Beristain y está recién horneadito: Historias de Andares.

Salí de la librería ya leyéndolo. En parte por conocer a Carlos, su autor, pero sobre todo porque, tras una simple hojeada, ya sabía que iba a quedar enganchado a sus palabras. Eso sí, tal y cómo nos cuenta Eduardo Galeano desde la contraportada «Este libro duele».

Pues sí, para que nos vamos a engañar…duele, pero es hermoso y  curativo (¿el terapeuta haciendo terapia?).

En la página 59 tuve mi iluminación; recordé a Nelson,  los mapas… y pensé que, sin darme cuenta, sin ser del todo consciente, eso es lo que he estado haciendo todos estos años: buscando la conexión.

Eso es geographiando, un tejer de mapas

 

La Conexión

Nelson habla en la reunión sobre el desplazamiento. Es miembro de una ONG que investiga, se dedica a mirar detrás de la cortina: ¿qué hay detrás de las masacres y el desplazamiento en Urabá?

Nelson saca mapas e informes y empieza a hablar de megaproyectos de electricidad, explotaciones de palma africana y otros secaderos de la tierra. Todo lo de aquí es para afuera. Como el banano que diariamente cargan en lanchas para llenar los barcos fondeados en medio del golfo: directo a nuestras mesas del Norte. Nelson está entusiasmado con sus mapas, que se van tejiendo unos a otros y poniendo cara a las malas intenciones.

Así los desplazados abren los ojos y entienden como nadie. Los mapas son su vida.

Historias de andares

Carlos Martín Beristain

 

Tuve la ocasión de ver los mapas de Nelson y su equipo por primera vez en una actividad organizada a orillas del Mediterráneo. Fue unos meses antes de ir por primera vez a Colombia (ups, hablo de… ¡1998!). Una compañera de Nelson, del IPC,  daba una charla sobre Colombia en la que mediante mapas impresos en transparencias iba mostrándonos la conexión de todo. Como si se tratase de una cebolla iba quitando capa tras capa, mapa tras mapa, para dejar al descubierto con nítida claridad la estrategia subyacente de despojo, terror y violencia. Claro, en aquel tiempo todavía no había fácil acceso a las fantásticas herramientas SIG y aplicaciones web con las que contamos ahora…¡pero  la eficacia era la misma! Sin duda se trata del poder de los mapas.

Un tiempo después, ya en Colombia, pude conocer y compartir con Nelson, Juan Carlos y tantos y tantas otras que peleaban y pelean en contra el terror que imponen violentamente esas minorías tan ávidas de despojo.

Y con el tiempo, parece que soy yo el mapista que hace los mapas, el que busca las conexiones….

La vertiginosa coyuntura del conflicto en Colombia resulta que no lo es tanto, el día a día informativo (o mejor desinformativo) engaña, han pasado más de 50 años de desangre y las cosas se han movido apenas unos milímetros de dónde estaban. Los mapas de Nelson siguen vigentes, reproducidos una y otra vez por codicias, megaproyectos y violencia por toda la geografía colombiana (y allende sus fronteras….).

Esta entrada se quiere declarar como un homenaje a todos los resistentes que hay en Colombia, pero muy especialmente dedicado a ellas, las resistentes. También a Nelson y tantas y tantos defensores de los derechos de los más frente a la ignominia de los menos.

Y claro, es un gigante abrazo para Carlos, el curador de las almas violentadas…

 

Fidel